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El ayuno

by santaeulalia

Y después de ayunar cuarenta días sintió hambre… El pueblo judío en el Antiguo Testamento necesitó cuarenta años para atravesar el desierto, donde superó muchas pruebas y tentaciones, lo que le sirvió para crecer como Pueblo de Dios e irse preparando para entrar en la Tierra Prometida. Jesús pasó cuarenta días en el desierto ayunando y orando para comenzar su vida pública predicando el Reino de Dios.

También nosotros tenemos esta cuaresma, cuarenta días, para volver a examinarnos ante Padre Dios si queremos ser y si somos el tipo de cristianos que Dios quiere que seamos y llegar convertidos a la Pascua de Resurrección Jesús sintió hambre y el tentador le anima a que haga un milagro convirtiendo las piedras en pan. Pero Jesús rechaza la tentación y le contesta: no sólo de pan vive el hombre.

Una de las palabras inseparables de la cuaresma es el ayuno. Ayer reflexionábamos sobre la oración y hoy viernes, cuando toda la iglesia es invitada abstenerse de comer carne, lo haremos sobre el ayuno.

Ayunar es abstenerse total o parcialmente de tomar alimento o bebida. El ayuno se practica el miércoles de ceniza y el viernes santo, y la abstinencia ambos días y todos los viernes de cuaresma.

Esta renuncia tiene su sentido y hay que entenderlo para vivirlo correctamente. Lo importante es asumir que este acto se realiza como penitencia, y para acercarse más al tiempo que estamos viviendo como es la fiesta más importante para nosotros: La Pascua.

Está claro que necesitamos tener cosas; pero eso no basta. Podemos tener el estómago satisfecho y llena la cartera, y sin embargo tener el corazón hambriento y vacío. Los deseos de nuestro corazón no se satisfacen con
propiedades y cuentas en el banco.

Para sentirnos satisfechos necesitamos amar y ser amados, ser tratados como personas; necesitamos vivir los valores cristianos,
necesitamos fe y esperanza, y sobre todo caridad. Necesitamos de todo lo que nos habla la Palabra de Dios, que debemos escuchar y cumplir. ¡Qué distinto sería el mundo si la escucháramos y la cumpliéramos! Pidamos a Jesús que nos fortalezca con el pan de su Palabra para que podamos rechazar las tentaciones que intentan desviarnos de la tarea y misión que Padre Dios nos ha confiado.

La Palabra de Dios busca nuestro bien, no sólo para el otro mundo sino también para este. En este mundo, ni sufriríamos tanto ni haríamos sufrir tanto a los demás, si la escucháramos y la cumpliéramos. ¿Tu lees y meditas todos los días la Palabra de Dios?

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