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Santa Eulalia, nuestra patrona

by santaeulalia

Cerramos hoy la fiesta litúrgica de nuestra patrona Santa Eulalia y aunque las celebraciones más lúdicas las hemos trasladado al pasado sábado ( talleres, magosto, chocolates, música, juegos) no podíamos olvidar a aquella que propicia estos acontecimientos. Por eso celebraremos una misa en su honor en el templo a ella consagrado, en Lians, a las 12:00 hh. e invitamos a todos los feligreses a asistir a los pies de la Patrona para pedir su intercesión y protección para todas las familias de la parroquia.

Es un hecho innegable la devoción que nuestros pueblos cristianos tienen a los Santos. El culto debido exclusivamente a Dios y a Jesucristo lo viven bajo la protección y a imitación de la Virgen María y de los algunos Santos especiales, a los que tienen por Patronos. ¿Qué decir de esta realidad cristiana?

El Catecismo de la Iglesia Católica nos da la razón más poderosa, cuando nos dice con palabras del Concilio:
– Los Santos del Cielo presentan por medio del único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra… y su solicitud fraterna ayuda mucho nuestra debilidad (956)

Una vez más, la Iglesia Católica confiesa que el único Mediador nuestro ante Dios es Jesucristo y sólo Jesucristo, pero que Jesucristo ha querido asociar a su mediación a todos nuestros hermanos que ya triunfaron y están en la Gloria intercediendo por nosotros.

Recordamos el hecho de Santo Domingo de Guzmán. Agonizaba. Sus hermanos los frailes de la Orden de Predicadores lloraban alrededor de su lecho, y el Santo les dice:
– No lloréis, pues os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que durante mi vida.

Santa Eulalia es una de las santas más famosas de España. Los datos acerca de su vida y de su muerte los encontramos en un himno que en honor de ella se escribe el poeta Prudencio en el siglo cuarto. Y allí se cuenta lo siguiente:
Cuando Eulalia cumplió los doce años apareció el decreto del emperador Diocleciano prohibiendo a los cristianos dar culto a Jesucristo, y mandándoles que debían adorar a los falsos ídolos de los paganos. La niña sintió un gran disgusto por estas leyes tan injustas y se propuso protestar entre los delegados del gobierno.
Viendo la mamá que la jovencita podía correr algún peligro de muerte si se atrevía a protestar contra la persecución de los gobernantes, se la llevó a vivir al campo, pero ella se vino de allá y llegó a la ciudad de Mérida.
Eulalia se presentó ante el gobernador Daciano y le protestó valientemente diciéndole que esas leyes que mandaban adorar ídolos y prohibían al verdadero Dios eran totalmente injustas y no podían ser obedecidas por los cristianos.
Daciano intentó al principio ofrecer regalos y hacer promesas de ayudas a la niña para que cambiara de opinión, pero al ver que ella seguía fuertemente convencida de sus ideas cristianas, le mostró todos los instrumentos de tortura con los cuales le podían hacer padecer horriblemente si no obedecía a la ley del emperador que mandaba adorar ídolos y prohibía adorar a Jesucristo. Y le dijo: «De todos estos sufrimientos te vas a librar si le ofreces este pan a los dioses, y les quemas este poquito de incienso en los altares de ellos». La jovencita lanzó lejos el pan, echó por el suelo el incienso y le dijo valientemente: «Al sólo Dios del cielo adoro; a El únicamente le ofreceré sacrificios y le quemaré incienso. Y a nadie más».
Entonces el juez pagano mandó que la destrozaran golpeándola con varillas de hierro y que sobre sus heridas colocaran antorchas encendidas. La hermosa cabellera de Eulalia se incendió y la jovencita murió quemada y ahogada por el humo.
Dice el poeta Prudencio que al morir la santa, la gente vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo, y que los verdugos salieron huyendo, llenos de pavor y de remordimiento por haber matado a una criatura inocente. La nieve cubrió el cadáver y el suelo de los alrededores, hasta que varios días después llegaron unos cristianos y le dieron honrosa sepultura al cuerpo de la joven mártir. Allí en el sitio de su sepultura se levantó un templo de honor de Santa Eulalia, y dice el poeta que él mismo vio que a ese templo llegaban muchos peregrinos a orar ante los restos de tan valiente joven y a conseguir por medio de ella muy notables favores de Dios.
El culto de Santa Eulalia se hizo tan popular que hasta el gran San Agustín hizo sermones en honor de esta joven santa. Y en la muy antigua lista de mártires de la Iglesia Católica, llamada «Martirologio romano», hay esta frase: «el 12 de febrero, se conmemora a Santa Eulalia, mártir de España, muerta por proclamar su fe en Jesucristo».
Joven mártir Eulalia: a tu protección encomendamos tantas personitas jóvenes que en este tiempo tienen que enfrentarse, no y a los perseguidores que matan a quienes se niegan a ofrecer sacrificios a los ídolos, sino que tienen que oponerse a quienes quieren que dediquen su vida a la sensualidad, a las drogas, a los vicios, a las malas amistades y al pecado, que son monstruos mucho peores que los ídolos, y son perseguidores más crueles que los que mataban el cuerpo, porque lo que ellos matan es la vida del alma. Santa Eulalia: te recomendamos a nuestra juventud que vive en medio de tantos peligros y que corre cada día el riesgo de ser infiel a Cristo. Que de tan grandes peligros nos libre siempre el Señor.
Dijo Jesús: Quien sacrifica su vida por mi, la ganará para la vida eterna.

Lugar: Santa Eulalia de Liáns
Día: Martes 10 de diciembre
Hora: 12:00 hh.

Fuente: aciprensa

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