Con frecuencia habéis leído en esta tribuna alabanzas y agradecimientos hacia el trabajo de los voluntarios de Cáritas. Todos los colaboradores de la parroquia realizan un esfuerzo intenso por sacar adelante aquellas tareas que les sean encomendadas: catequesis, coro, formación, liturgia, etc…
Cada uno de esos ministerios tiene sus gozos y sus tristezas y todos luchan por sacar adelante las misiones encomendadas.
En el trabajo de Cáritas se añade un plus, ya que tratamos con el dolor humano en sus diversas facetas y con las distintas necesidades de la gente; muchas veces nos vemos con las cuentas a cero, con los almacenes vacíos y acudimos a propios y extraños para solicitar su colaboración.
Y es en esos momentos donde vemos la mano de Dios: como particulares, instituciones, comunidades, grupos de amigos…, enfocan su generosidad confiando en nuestra labor. Así, los feligreses, algunos colegios, los clientes de supermercados Gadis y el propio grupo Gadis, el Club de Leones, entre otros muchos, son instrumentos de los que que el Señor se sirve para mostrarnos que el Amor es el camino.
En esta ocasión, una familia de donantes anónimos, conscientes de que “las arcas” ya estaban vacías y de que cada vez son más los que llaman a nuestra puerta para pedir ayuda, nos han dejado un más que generoso donativo de 15.000 € para las parroquia y sus necesidad, que ayudarán a paliar algunas de las necesidades que se nos presentan.
Como comunidad debemos afrontar un nuevo reto: el retorno de muchísimas familias que venezolanas que eligen España para comenzar una nueva vida; personas a las que, en conciencia, estamos obligados a acoger y ayudar pues han de comenzar de cero.
En estos tiempos en los que, ante la migración, los refugiados y la pobreza tanto se habla del “efecto llamada”, me gustaría que en esta ocasión fuese real y que esa llamada agitase las conciencias de todos los feligreses y amigos para que cunda el ejemplo. Pedimos para poder dar. Esta generosa colaboración no cubre ni de lejos los gastos que afrontamos cada curso, por ello, ahora que comienza uno nuevo, confiamos en que Dios nos siga haciendo instrumentos para los hermanos, al tiempo que agradecemos a los donantes su generosidad.
¡Que Dios se lo premie!