Home Actualidad Evangelio del sábado 25 de agosto

Evangelio del sábado 25 de agosto

by santaeulalia

Mateo 23,1-12

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús

Meditación

Las controversias de Jesús con los escribas y fariseos permiten ver como Él pone de manifiesto la incoherencia y la falta de transparencia en la relación con Dios y con los hermanos; resalta un error básico al respecto, hablan y no practican.

Enumerando varios puntos con los que ellos demostraban el conocimiento de la Ley de Dios, el Señor presenta cómo ellos, tantas veces, buscaban ser vistos y elogiados, queriendo sentirse importantes y de una categoría especial; querían ser llamados importantes, privilegiados, alimentando las diferencias sociales y la exclusión social y religiosa. Sobresalían los privilegios de los “grandes” y marcando la inferioridad de “los pequeños”. Una actitud donde se priorizaban las individualidades y las carreras para escalar puestos de renombre.

Entonces, ante esta realidad que también se puede presentar hoy, el Señor propone la actitud que la comunidad debe asumir: “El mayor entre vosotros será vuestro servidor!” Bajo ninguna circunstancia se puede legitimar las diferencias sino la fraternidad. La actitud sincera de servicio brota del corazón liberado de la soberbia y liberado de la rutina de la religión. También nosotros podemos experimentar la tentación de la incoherencia e hipocresía en nuestra relación con Dios y nuestros hermanos.

Que el Señor nos libre de la mentalidad farisaica y nos conceda un espíritu de verdadero servicio y fraternidad que propenda en un auténtico crecimiento de la comunidad y afiance nuestra relación con Dios.

Entradas Relacionadas