Cada año, al llegar el mes de noviembre, la Iglesia nos recuerda una verdad sencilla pero esencial: la Iglesia la hacemos entre todos. No es una institución ajena ni lejana, sino una familia viva, sostenida por la fe, la oración, la colaboración y la generosidad de quienes la formamos.
Por eso, desde nuestra UPA Liáns–Perillo–Nos–Dorneda, lanzamos la campaña “Hazte socio de la Parroquia”, una invitación a participar activamente en el sostenimiento económico y pastoral de nuestras comunidades.
¿Es rica la Iglesia?
A menudo se escucha esta pregunta. Y sí, la Iglesia es inmensamente rica… pero no en bienes materiales.
Su riqueza está en el Evangelio, en la fe de millones de creyentes, en la esperanza que brota de Cristo muerto y resucitado. Durante casi veinte siglos de historia, la Iglesia ha sido fuente de cultura, arte, solidaridad y servicio al prójimo. En cada rincón de nuestro suelo aparecen signos cristianos que testimonian una herencia espiritual que ha modelado nuestra historia y sigue dando sentido a la vida de tantos hombres y mujeres.
En este sentido, la Iglesia es rica porque lleva en su seno el futuro de la humanidad: Cristo el Señor.
Sin embargo, realiza su misión con medios pobres, con lo poco que recibe de sus fieles, pero multiplicado por la entrega de miles de voluntarios, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos comprometidos que dan su tiempo, su vida y sus recursos al servicio de los demás.
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Una Iglesia que vive de la generosidad de sus hijos
Hoy más que nunca, es necesario recordar que la Iglesia ya no se sostiene con fondos del Estado. No existe una partida presupuestaria pública destinada a su mantenimiento.
La Iglesia vive gracias a:
• Los donativos de los fieles.
• Las suscripciones voluntarias de los feligreses (los “socios de la parroquia”).
• La X en la Declaración de la Renta, que no cuesta nada al contribuyente y permite que parte de sus impuestos se destinen a la Iglesia Católica o a otros fines sociales.
Gracias a estos gestos de generosidad, la Iglesia puede seguir anunciando el Evangelio, construyendo templos nuevos, restaurando los antiguos, ayudando a los pobres, acompañando a los ancianos, educando a los niños y sosteniendo a los sacerdotes, que con una humilde retribución dedican su vida entera al servicio de Dios y de los hombres.
Una oportunidad para agradecer y participar
El Día de la Iglesia Diocesana, que celebramos cada mes de noviembre, es una ocasión privilegiada para dar gracias a Dios por el don de pertenecer a su Iglesia.
Nuestra diócesis —rica en historia, fe y vocaciones— vive gracias al compromiso de sus fieles, de sus sacerdotes y seminaristas, de los religiosos y religiosas que entregan su vida cada día por amor al Evangelio.
La Iglesia no es un parásito de la sociedad, como algunos piensan. Al contrario: es una de las mayores bienhechoras de la humanidad.
A través de su acción social, educativa, sanitaria y pastoral, la Iglesia está presente allí donde otros no llegan: en los hospitales, en las cárceles, en los colegios, en las parroquias humildes, en la ayuda al necesitado y en el consuelo al enfermo o al que sufre.
Todo eso es posible gracias a ti, gracias a todos.
Porque cada aportación, por pequeña que sea, ayuda a construir el Reino de Dios en nuestra tierra.
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Campaña de socios de la parroquia
En nuestra UPA Liáns–Perillo–Nos–Dorneda, durante este mes de noviembre realizamos una campaña de socios parroquiales.
Con ella queremos asegurar los recursos necesarios para:
• El culto y mantenimiento de los templos.
• Las actividades pastorales y apostólicas.
• La ayuda a los más pobres y necesitados de nuestra comunidad.
• La formación cristiana de niños, jóvenes y adultos.
Hacerte socio es muy sencillo:
• Puedes elegir la cantidad y la periodicidad de tu aportación (mensual, trimestral, anual…).
• Tus donativos desgravan en el IRPF, según la normativa vigente, por lo que es necesario indicar tu NIF y tus datos postales.
• Puedes descargar el formulario desde la página web: www.santaeulaliadelians.com
• O recogerlo en cualquiera de las sacristías de las parroquias y entregarlo en el despacho parroquial o a las personas encargadas de los templos.
Gracias por sentir la parroquia como tuya
La Iglesia no es “del cura”, ni “de unos pocos”. Es de todos los bautizados.
Cada uno, con su oración, su tiempo y su colaboración económica, hace posible que la comunidad parroquial siga viva, acogedora y servicial.
Por eso, queremos dar las gracias a todos los feligreses que ya colaboran y animar a quienes aún no lo hacen a dar el paso y hacerse socios de la parroquia.
Gracias por sentir la parroquia como vuestra.
Gracias por ser miembros activos de la Iglesia.
Que el Señor os bendiga abundantemente por vuestra generosidad.
Porque la Iglesia la sostenemos entre todos… y todos somos Iglesia
