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Rehabilitación de la Capilla del Santísimo

by santaeulalia

En la Misa próximo del lunes 28 de noviembre de las 19:00 hh. que estará presidida por el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo auxiliar de Santiago D. Francisco Jose Prieto Fernández reinauguraremos la Capilla del Santísimo, que volverá a convertirse en la morada de Dios en la tierra al volver al reservar en su Sagrario la Eucaristía.

Entre las diferentes actuaciones realizadas sobre dicho espacio están la reposición de los vitrales rojos que filtran la luz exterior al que hemos dotado de doce metros de luminarias led por todo el contorno interior. El efecto que se consigue es crear una atmósfera de mayor recogimiento al tiempo que responde a la la intención del arquitecto del templo -Miguel Fisac- de ejercer a modo de lámpara del Santísimo que señalase la presencia de Jesús Eucaristía en el Sagrario.

En lo referente a la iluminación del espacio dos focos merecen nuestra atención: el primero que enfoca directamente al Sagrario, lugar central
de la capilla a la que se deben dirigir nuestras miradas y oraciones; y un segundo foco que iluminan una bella imagen en bronce de San Josemaría arrodillado frente al sagrario que será bendecida ese mismo día. El resto de lámparas serán repuestas después de Navidad cuando se acometa la sustitución de todos los fluorescentes de Iglesia y locales. Los nuevos tubos serán de tecnología Led para intentar así lograr un importante ahorro en la factura de la luz, ya que consumen mucho menos energía que el sistema de iluminación tradicional.

Ha de ser motivo de gran alegría para todos pues, tras casi dos años inutilizada la Capilla del Santísimo por diferentes causas – pandemia, sacristía inhabilitada entre otras muchas- volverá a acoger al Señor Eucaristía convirtiéndose de nuevo en un espacio de oración y recogimiento. Y creo que es una buena ocasión para una breve catequesis sobre ello.

El Sagrario o tabernáculo es un pequeño recinto, a modo de caja o armario, donde se guarda la Eucaristía después de la celebración, para que pueda ser llevada a los enfermos o puedan comulgar fuera de la misa los que no han podido participar en ella y también para la adoración de los fieles.

La palabra sagrario ya indica que es el lugar donde se guarda lo sagrado. Tabernaculum en latín significa tienda de campaña: de ahí la fiesta de los Tabernáculos o de las Tiendas de Israel, y sobre todo la tienda del encuentro, que era su punto de referencia a lo largo de la travesía del desierto. Ahora, la verdadera tienda es Cristo mismo, el Verbo que se ha hecho carne y ha plantado su tienda entre nosotros.
En cambio, Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tienda es más grande y más perfecta: no hecha por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado.

En los primeros siglos se guardaba la Eucaristía en casas particulares, con sumo respeto. Desde el siglo XI se colo- caba en un sagrario, encima del altar. Hoy día, el sagrario no se coloca sobre el altar.

La presencia eucarística de Cristo, fruto de la consagración, y que como tal debe aparecer en cuanto sea posible, no se tenga ya desde el principio por la reserva de las especies sagradas en el altar en que se celebra la misa.

La Eucaristía se reserva en un solo sagrario en cada iglesia u oratorio, colocado en un lugar noble y destacado, con- venientemente adornado, fijado permanentemente sobre un altar, pilar, o bien empotrado en la pared o incorporado al retablo. Su lugar más adecuado es en una capilla sacramental, accesible y en lugar relevante, para que el Santísimo pueda ser adorado por los fieles con comodidad. Sería un grave abuso colocar el sagrario en una capilla o lugar al prin- cipio de la iglesia o detrás de los asientos de los fieles. Para que sea un lugar muy destacado o distinguido debe poder ser visto desde la nave y ser fácilmente localizable.
El sagrario debe estar construido de materia sólida y no transparente, cerrado con llave, en un ambiente que haga fácil la oración personal fuera del momento de la celebración.

Es costumbre colocar un corporal dentro y recubrir sus paredes externas con oro o con un tejido rico –conopeo–. No se debe colocar nada encima del sagrario. Junto al sagrario luce constantemente una lámpara, de color rojo indica la cos- tumbre —una lámpara especial dice el CDC—con la que se indica y honra la presencia de Cristo. En el caso de nuestra capilla, la vidriera roja hace las veces de lámpara. La presencia del Señor en el sagrario se indica además, si es el modo determinado por la autoridad competente y el diseño del
, por medio del conopeo, aunque el diseño del del de la Iglesia nueva de Santa Cruz no lo permite.

El conopeo –del griego Konopeion– es una especie de velo o mosquitera a modo de tienda que cubre el sagrario. Su uso es facultativo y debe ser blanco o del color litúrgico del día, nunca negro. Este velo representa la tienda santa del Señor. La lámpara que arde perpetuamente junto al sagrario debe estar alimentada con aceite o cera, nunca con otro combustible. Es preferible la luz natural pero el obispo puede autorizar una luz eléctrica.
En definitiva, el sagrario es, en palabras de Pablo VI, el corazón vivo de cada una de nuestras iglesias. Por esa razón, el espacio que rodea al sagrario debe conducir a la adoración y oración personal, con asientos, reclinatorios y libros de espiritualidad eucarísticos que ayuden a adorar a nuestro Señor.

Y la primera visita que un fiel debe hacer, al entrar en la iglesia, es adorar al Santísimo en el Sagrario. Es precisa una catequesis adecuada en este sentido ya que el poder de las imágenes de la devoción particular de cada persona (especialmente en el mundo cofrade) a veces hagan olvidar lo más importante: Jesús Sacramentado, que nos espera en el Sagrario.

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