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Retiro de Adviento

by santaeulalia

Con el fin de ayudar a preparar la Navidad, en la Iglesia nueva de D. Pedro Cerezo dirigirá un retiro de Adviento centrado en la esperanza. Programado para este jueves, 17 de diciembre, se impartirá de 20:00 a 21:15 horas .

Durante el retiro de Adviento, preparamos nuestros corazones para recibir a Jesús en Navidad. En él se nos propone dedicar un tiempo a Dios fuera del ajetreo de la temporada y hacer una pausa. Respirar la paz de Dios y reflexionar sobre cómo podemos dar acercar a Cristo a nuestros hermanos en el mundo hoy, acercar a ese DIios hecho hombre, nace para todos.

Cada año cobra actualidad el Adviento, porque siempre necesitamos la venida de Dios a nosotros. Y nos hace falta aprender a esperarle. Sería señal de debilidad o de muerte si nos encontráramos satisfechos con lo que ya tenemos. No podemos vivir el adviento, la Navidad la Cuaresma del mismo modo. Cada tiempo del año litúrgico tiene su intensidad y su enfoque y la Iglesia nos los ofrece para que vivamos espiritualmente.

Nuestro Año Cristiano está centrado en dos ejes básicos. Uno, la Pascua, que celebra la muerte y la resurrección de Jesucristo, con la Cuaresma que la prepara y la Cincuentena Pascual que la prolonga hasta Pentecostés, que es su conclusión. Y el otro, la Navidad, la venida del Hijo de Dios al mundo, con el Adviento que la prepara y el tiempo de Navidad que la prolonga, con la Epifanía como segunda fiesta de esta venida.
Estos dos ejes, y las otras celebraciones menos centrales, ofrecen al creyente alternancias de momentos más gozosos y momentos más austeros o incluso dolorosos, así como también momentos más intensos y otros momentos más cotidianos y tal vez monótonos.

Y como también nosotros, los cristianos, podemos ir perdiendo a lo largo del año la sensibilidad por lo divino, nos conviene que el Adviento nos despierte el apetito de los bienes que verdaderamente valen la pena

Los Santos Padres distinguían tres Advientos, tres venidas, tres espacios de tiempo para prepararnos a la venida del Señor:
• La venida de Dios en la ternura de un niño, “envuelto en pañales y recostado en un pesebre”. Viene en pequeñez y humildad, como gracia y ternura, para quedarse con nosotros como hermano y amigo, como salvador y redentor.
• La venida en gloria, al final de los tiempos, como Señor y juez misericordioso.
• La venida en la intimidad del corazón, como Palabra que ha de ser acogida y vivida.

Pero nadie puede dar lo que no tiene. No cabe duda que para crecer en vida interior necesitamos un espacio temporal para dejarnos seducir por nuestro Dios y guiar por su Santo Espíritu. Sólo así podremos continuar el proceso de nuestra conversión y dejarnos configurar con Jesús -día a día- meditando su Palabra y recibiendo la Eucaristía y ayuda a otros a que se encuentren con el Señor. Aquello que le dijo Jesús a Pedro: «Cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos» (Lc 22, 32)

 

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