Home Actualidad Tres caminos, una misma llamada: vidas entregadas al servicio de Dios

Tres caminos, una misma llamada: vidas entregadas al servicio de Dios

by santaeulalia

Este domingo 6 de julio, a las 17:00 horas, la Catedral de Santiago de Compostela acogerá la ordenación de tres seminaristas en una solemne Eucaristía presidida por el arzobispo, monseñor Francisco José Prieto Fernández. Enrique Malvar Blanco será ordenado diácono, mientras que Enrique Alonso Alonso y Fernando Ramos Guerra recibirán la ordenación sacerdotal.

Tres historias distintas, tres caminos que confluyen ante el altar para recordar a la Iglesia compostelana que Dios sigue llamando con voz suave y firme, y que aún hay corazones dispuestos a responder con la vida entera. Sus palabras, sus gestos y su mirada hacia este domingo comparten una misma raíz: la certeza de que no hay vocación sin asombro diario, sin lucha interior, sin la conciencia de ser llamados a algo que los supera.

Enrique Malvar Blanco, de 24 años y natural de Lérez (Pontevedra), llegó al Seminario Mayor con apenas 18 años, cuando la vida apenas se asienta y todo parece un horizonte abierto. En estos años ha madurado su vocación en la sencillez de la oración diaria, en los estudios de Teología y en el acompañamiento pastoral, especialmente con los jóvenes. Afirma que su corazón se llena de ilusión y de un profundo sentido de entrega ante este paso. Sueña con acercarse a los jóvenes que buscan sentido, para mostrarles que la fe no encierra, ni limita, sino que abre puertas y caminos que de otro modo permanecerían cerrados.

Enrique Alonso Alonso, de 37 años y natural de Santa Cruz de Oleiros, descubrió su vocación a los 29 años, cuando trabajaba como técnico en horticultura. Fue un camino pausado, de escucha y de búsqueda, que lo llevó a dejarlo todo para seguir la llamada. Tras su experiencia pastoral en Santa Comba, se siente profundamente fortalecido. Habla con gratitud de la comunidad que lo acogió y de la certeza de que el sacerdocio es una entrega que no empobrece, sino que llena la vida de un sentido mayor. Hoy se siente preparado para acoger con valentía los retos que vendrán y para ser instrumento de la presencia de Dios allí donde sea enviado.

Fernando Ramos Guerra, de 46 años, nació en Mesía y creció entre Boado y San Vicente de O Pino, tierras que forjaron su carácter sereno y su fe sencilla. Durante casi veinte años trabajó en la empresa privada y vivía una vida estable, con rutinas seguras y metas claras. Sin embargo, en el momento de mayor estabilidad profesional, su corazón comenzó a inquietarse con preguntas que no encontraba en los balances contables ni en los resultados de su trabajo. Fue entonces cuando escuchó la llamada, silenciosa pero clara, que le pedía una entrega mayor. Hoy vive este paso con profunda alegría, consciente de que su camino no estará exento de cruces, pero convencido de que no existe mayor plenitud que dar la vida entera al servicio de Dios y de su pueblo.

En un tiempo marcado por la prisa, la incertidumbre y la búsqueda frenética de respuestas inmediatas, estos tres hombres recuerdan que la vida, como la fe, es un camino paciente. Ellos son testigos de que Dios sigue llamando y de que la verdadera alegría nace cuando se deja todo para caminar con Él y para Él. Porque, al final, no son tres vidas que se separan en distintas sendas, sino un mismo sí pronunciado al único Amor que nunca defrauda.

Con estas ordenaciones, la Archidiócesis de Santiago celebra la llegada de tres nuevos ministros que, desde distintas edades y trayectorias, responden a una misma llamada: ser presencia de esperanza en medio de la vida cotidiana y mostrar con su servicio que el Evangelio sigue siendo buena noticia para el mundo de hoy.

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