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Evangelio del martes, 25 de junio de 2019

by santaeulalia

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 6. 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.»

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Meditación
Al continuar la meditación del capítulo 7 de San Mateo, luego de poner en guardia sobre la actitud peligrosa del “juzgar”, porque toda condenación de los demás se vuelve también condenación de sí mismo, Jesús continúa diciendo: “No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen”.

¿Qué invitación recibe el creyente en estas palabras de Jesús? La enseñanza del Señor y la relación personal que se entabla con Él, deben dárseles el debido valor. No basta con decir: “qué bonito mensaje nos da el Señor”, “qué bueno es el Señor”, etc., es necesario darle vida; como dice san Pablo, “que la Palabra del Señor habite en nosotros con toda su riqueza” (Colosenses 3,16). Y para esto el creyente debe vivir las actitudes de la prudencia y el discernimiento ; solo así será posible, por ejemplo, tener presente el consejo dado por Jesús: “Tratad a los demás como queréis que ellos os traten”.

Así se comprende que la palabra de Jesús no es sólo algo que hay que comprender e interpretar, sino que sobre todo ha de formar parte de la vida; y esto exige la decisión. Decisión de buscar el bien del otro, de trata con respeto haciendo un correcto uso de la libertad. Es el significado de la puerta estrecha. La vida cristiana pide ser liberada de falsas seguridades o privilegios. El paso a la vida eterna es exigente, requiere esfuerzo, pide vencer el propio egoísmo y reconocer que el camino del servicio a los hermanos es condición propia para quien acoge la Perla del Evangelio.

Se preguntaba el Papa Benedicto XVI: “¿Qué significa esta «puerta estrecha»? ¿Por qué muchos no logran entrar por ella? ¿Acaso se trata de un paso reservado sólo a algunos elegidos? Si se observa bien, este modo de razonar de los interlocutores de Jesús es siempre actual: nos acecha continuamente la tentación de interpretar la práctica religiosa como fuente de privilegios o seguridades. En realidad, el mensaje de Cristo va precisamente en la dirección opuesta: todos pueden entrar en la vida, pero para todos la puerta es «estrecha». No hay privilegiados. El paso a la vida eterna está abierto para todos, pero es «estrecho» porque es exigente, requiere esfuerzo, abnegación, mortificación del propio egoísmo. (…) La salvación, que Jesús realizó con su muerte y resurrección, es universal. Él es el único Redentor, e invita a todos al banquete de la vida inmortal. Pero con una sola condición, igual para todos: la de esforzarse por seguirlo e imitarlo, tomando sobre sí, como hizo él, la propia cruz y dedicando la vida al servicio de los hermanos. Así pues, esta condición para entrar en la vida celestial es única y universal”.

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