XXVII Certamen de Canto Coral en la Parroquia de San Pedro de Nós
La tarde del sábado 4 de octubre quedará grabada en la memoria de todos los asistentes al XXVII Certamen de Canto Coral, celebrado en la Parroquia de San Pedro de Nós, un encuentro que trascendió lo meramente musical para convertirse en una auténtica manifestación de cultura, fe y fraternidad.
Porque la cultura, entendida en su sentido más noble, no es simple ornamento del espíritu humano, sino una vía hacia su perfección. Como enseñan las mejores tradiciones del pensamiento cristiano, la cultura verdadera es aquella que mejora la mente y ennoblece el alma, ofreciendo los medios para alcanzar la plenitud y protegiendo de los obstáculos del camino. Solo cuando está alimentada por la savia doctrinal de la religión —que nos enseña cuál es la perfección del hombre, cómo alcanzarla y cómo afrontar las dificultades—, la cultura florece en su plenitud.
Y es precisamente en este espíritu donde se inserta el certamen celebrado en San Pedro de Nós: un canto a la belleza, a la armonía y a la comunión espiritual que solo la música coral puede transmitir.
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El templo, testigo de una tradición viva
El templo parroquial de San Pedro de Nós, joya del patrimonio religioso y cultural del municipio, acogió a un público entusiasta que llenó por completo la iglesia para disfrutar de una velada donde la música se alzó como puente entre lo humano y lo divino.
La Coral Airiños de Nós, anfitriona del certamen, ejerció su papel con generosidad y maestría, organizando un acto impecable que reunió a formaciones corales de Galicia y Portugal. En el escenario, el espíritu de la amistad entre pueblos y la comunión entre culturas se hizo música en las voces de las agrupaciones participantes:
• Coral Polifónica de Santa María de Cambre (A Coruña)
• Coral Abrente – Pobra do Caramiñal (A Coruña)
• Coral Polifónica da Cruz – Santa María da Feira (Portugal)
• Coral Airiños de Nós – Oleiros (A Coruña)
Cada una de ellas ofreció una selección cuidada de piezas sacras y profanas, mostrando la riqueza y diversidad del repertorio coral. Desde motetes de inspiración renacentista hasta armonías contemporáneas, las voces resonaron en las naves del templo con una fuerza que conmovió a los presentes.
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La música, reflejo de la perfección
Así como el rocío nace naturalmente de una atmósfera sana y viva, la cultura perfecta —y, con ella, el arte— solo puede brotar de un ambiente espiritual fecundo, de la convivencia de almas profundamente católicas. En el canto coral se encuentra esa unión de técnica y espíritu, de disciplina y belleza, que eleva el corazón y educa la sensibilidad.
El modelo sublime de perfección, Jesucristo, inspira también el arte cristiano, y en su ejemplo se apoyan quienes, con su voz, su esfuerzo y su entrega, buscan reflejar algo del esplendor divino en el mundo. Por ello, no es casual que la Iglesia haya sido a lo largo de los siglos una de las mayores impulsoras de la cultura en sus múltiples formas: arquitectura, pintura, escultura, literatura, música y ética. El certamen de Nós se inscribe, así, en una larga tradición que sigue viva y fecunda.
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Un encuentro de hermandad y gratitud
La respuesta del público fue cálida y entusiasta. Entre los asistentes se encontraban el alcalde de Oleiros, varios concejales y el párroco de la parroquia, quienes acompañaron a las corales y compartieron la emoción del evento.
Tras el concierto, los participantes disfrutaron de una merienda-cena fraterna, en la que se mezclaron voces, risas y recuerdos. Más allá de las partituras, lo que quedó fue la sensación de comunidad, la alegría del encuentro y la certeza de que la música une lo que las fronteras separan.
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Un agradecimiento y una promesa
Desde la Parroquia de San Pedro de Nós se expresó una sincera felicitación a la Coral Airiños de Nós, no solo por la magnífica organización del certamen, sino también por la calidad de sus interpretaciones y el espíritu de acogida mostrado hacia las agrupaciones invitadas.
El éxito de esta vigésimo séptima edición confirma que el Certamen de Canto Coral de Nós es ya una cita ineludible en el calendario cultural y religioso de la comarca. Y, sobre todo, demuestra que la cultura verdadera, aquella que ennoblece el alma y perfecciona al hombre, sigue viva y se renueva cada año bajo las bóvedas de un templo que no solo resuena con música, sino también con fe y gratitud