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Evangelio del lunes, 11 de marzo de 2019

by santaeulalia

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25,31-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.» Entonces los justos le contestarán: «Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?» Y el rey les dirá: «Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.»

Y entonces dirá a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis.» Entonces también éstos contestarán: «Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?» Y él replicará: «Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo.» Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Meditación
Reconocer el rostro de Cristo en aquellos que padecen necesidad se hace imperativo del Evangelio; el acento sobre el amor al prójimo, valor moral supremo, marca la dinámica del texto que compartimos hoy porque “Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.

La opción fundamental de la vida cristiana es la caridad. Por esta razón, como enseña el Papa Benedicto XVI, “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. Creemos en Jesucristo, el Amor encarnado de Dios que pasó haciendo el bien, se hizo prójimo y acogió a los pequeños y excluidos. Porque Él nos ha amado primero y sigue amándonos, nosotros podemos corresponderle con el amor. Así podemos afirmar que en nuestra vida se debe manifestar una armonía entre el amor a Dios y el amor al prójimo: “Si en mi vida falta completamente el contacto con Dios, podré ver siempre en el prójimo solamente al otro, sin conseguir reconocer en él la imagen divina. Por el contrario, si en mi vida omito del todo la atención al otro, queriendo ser sólo «piadoso» y cumplir con mis « deberes religiosos», se marchita también la relación con Dios. Sólo mi disponibilidad para ayudar al prójimo, para manifestarle amor, me hace sensible también ante Dios. Sólo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a lo mucho que me ama” (Benedicto XVI).

El apóstol san Juan no duda en decir: “amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios porque Dios es Amor” (1Juan 4,7-8). O como lo dice el apóstol Santiago: “¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: tengo fe, si no tiene obras? La fe sin obras, está realmente muerta. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré por mis obras mi fe” (Cf. Santiago 2, 14-18).

El camino cuaresmal que estamos recorriendo nos invita a vivir la caridad, manifestada en acciones concretas, propiciando el encuentro con el hermano; por ejemplo, el ejercicio de las obras de misericordia nos permite curar las heridas de Cristo presente en los hermanos. La caridad que brota del amor de Dios se convierte en vía segura que nos lleva al encuentro con el Señor, porque “Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo”.

P. John Jaime Ramírez Feria

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