Cada jueves, al término de la Misa nos reunimos porque queremos contemplar a Jesús Sacramentado y preparar nuestro corazón, con Él, para ser los discípulos
misioneros que nuestra Iglesia necesita. Hemos conocido al Señor, porque Él ha salido a nuestro encuentro, llamándonos por nuestro nombre. Nos reunimos para celebrarlo en la liturgia, vivirlo en la comunidad y salir al encuentro de los hermanos más necesitados.
Somos conscientes de que la Mies es grande y necesita muchos obreros para trabajar en ella. Por eso una de las intenciones que traemos ante Jesús Eucaristía es pedir por las vocaciones sacerdotales y religiosas.
Pero no solo para eso. En la adoración, nos arrodillamos ante Dios porque Dios es Dios. A veces no le pedimos nada, simplemente le adoramos; con la adoración no queremos alcanzar nada; ni bellos sentimientos, ni tranquilidad, ni sosiego.
En la adoración no hablamos de nuestros problemas, no nos alabamos a nosotros mismos ni nos hacemos reproches; simplemente, nos arrodillamos ante Dios porque es nuestro Señor y Creador. Cuando logramos entender verdaderamente qué significa ser creados por Dios, y que él nos conserva la vida en todo momento, no podemos hacer otra cosa que arrodillarnos ante él, que es nuestro Creador, y adorarlo.
En la adoración, reconocemos depender completamente de Dios, y que todas las fibras de nuestro ser lo necesitan: no hay nada que no hayamos recibido de él, y confesamos que es nuestro Señor, la meta de nuestro anhelo.
Ven a adorar a Jesús el Señor, en su presencia Eucarística. Te esperamos. Te espera.
Lugar: Iglesia nueva de Santa Cruz
Día: Jueves
Hora: 19:30 hh.