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Evangelio del viernes, 20 de septiembre de 2019

by santaeulalia

Lectura del santo evangelio según san Lucas 8,1-3
En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Meditación
La actitud de Jesús con las mujeres es sorprendente. San Lucas presenta cómo algunas mujeres siguen al Señor y participan de la misión en igual de condiciones que los discípulos.

Jesús supera todos los prejuicios de su tiempo que excluían a la mujer. Como escribe un autor “Jesús las toca y se deja tocar por las mujeres, sin miedo a contaminarse (Lc 7,39; 8,44-45.54). A diferencia de los maestros de la época, Jesús acepta a las mujeres como seguidoras y discípulas (Lc 8,2-3; 10,39). La fuerza libertadora de Dios, actuante en Jesús, hace que la mujer se levante y asuma su dignidad (Lc 13,13). Jesús es sensible al sufrimiento de la viuda y se solidariza con su dolor (Lc 7,13). El trabajo de la mujer preparando alimento está considerado por Jesús como señal del Reino (Lc 13,20-21). La viuda persistente que lucha por sus derechos es colocada como modelo de oración (Lc 18,1-8), y la viuda pobre que comparte sus pocos bienes con los demás como modelo de entrega y de don (Lc 21,1-4). En una época en que el testimonio de las mujeres no era considerado como válido, Jesús acoge a las mujeres como testigos de su muerte (Lc 23,49), sepultura (Lc 23,55-56) y resurrección (Lc 24,1-11.22-24)”.

Volviendo a la novedad del Evangelio el Papa Francisco señala que “Es necesario de hecho, que la mujer no solamente sea más escuchada, sino que su voz tenga un peso real, un prestigio reconocido en la sociedad y en la iglesia. El modo mismo con el cual Jesús ha considerado a las mujeres -el evangelio lo indica así- era un contexto menos favorable del nuestro, porque en esos tiempos la mujer era puesta en segundo lugar. Pero Jesús la considera de una manera que da una luz potente que ilumina un camino que lleva lejos, del cual hemos recorrido solamente un tramo”.

En la actualidad, la sociedad y la Iglesia se ven enriquecidas con la tenacidad de tantas mujeres que son testimonios vivos de la fidelidad de Dios, la donación de la vida y la generación de la vida. Esto reclama una actitud de valoración y reconocimiento del don de la mujer; también compromete a erradicar todo machismo y utilitarismo de la mujer en todos los ambientes.

~*P. John Jaime Ramírez Feria

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