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Evangelio del martes, 6 de agosto

by santaeulalia

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 2-10
Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador… Se le aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: “ Maestro, ¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Estaban asustados y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: “Éste es mi Hijo amado, escuchadlo”. De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús… Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: “No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos”.

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús

Meditación

Jesús anuncia su Muerte a los discípulos, ellos no lo pueden comprender ni aceptar, sobretodo Pedro no puede aceptar aquel anuncio y “tomando aparte a Jesús se puso a reprenderle”. La cruz y el sufrimiento eran impedimentos para creer en Jesús; Él quiere ayudar a sus discípulos a comprender el sentido de su dolor, muerte y resurrección, y por esto se transfigura delante de ellos en el monte alto.

¡La cruz siempre ha sido un escándalo! Lo expresa Pablo cuando nos dice: «Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios” (1Cor 1,22-31). Sí, hoy día también la cruz es signo de contradicción que no armoniza con la lógica del mundo; en muchos escenarios la cruz viene sacada bajo diversos pretextos. Se hace escándalo porque nos habla de verdades que se quieren callar: el amor verdadero que no busca la propia complacencia, la vida puesta en alto frente a la cultura de la muerte, la presencia del Dios con nosotros que ama, llama e invita a dar la vida con Él. En lo alto un Crucifijo grita que no podemos ser indiferentes ante las injusticias, los egoísmos y el mal; desde el silencio, la cruz nos dice que podemos hacer un nuevo camino; aquel camino de búsqueda de la voluntad de Dios y de cooperación en la obra de Dios. Siempre la Cruz nos va decir que no hay gloria y resurrección sin ella.

¿Qué es la cruz para nosotros los cristianos? Es mucho más que un símbolo para llevar al cuello o adornar paredes; la cruz es el testamento del Señor que, amándonos hasta el extremo, se entregó para que en Él tuviéramos vida, libertad y salvación. Así es, la salvación viene de la Cruz. Hoy también, dice el Papa Francisco, “la Iglesia nos propone un diálogo con este misterio de la cruz, con este Dios que se ha hecho pecado por amor a mí. Y que cada uno de nosotros pueda decir: ‘Por amor a mí’. Y podemos pensar. ‘¿cómo llevo yo la cruz?, ¿cómo un recuerdo? Cuando hago el signo de la cruz, ¿soy consciente de lo que hago?; ¿cómo llevo yo la cruz?, ¿Solo como un símbolo de pertenencia a un grupo religioso?, ¿cómo llevo yo la cruz?, ¿cómo un ornamento?, ¿cómo una joya con muchas piedras preciosas, de oro?´. Que cada uno de nosotros mire el Crucifijo, mire a este Dios que se ha hecho pecado para que nosotros no muramos en nuestros pecados”.

Por esto, Jesús sube al monte alto y se transfigura delante de los Apóstoles anticipándoles la gloria de la resurrección. Él es la plenitud de la Ley y los profetas. Y aunque Pedro tuvo dificultad para entender el misterio de la Cruz, luego de la resurrección confirmaría lo escuchado: “¡Este es mi Hijo amado!” ¡Escuchadlo!”.

Detengámonos por un momento en algún crucifijo que esté a nuestro alcance. Sabemos que el Señor ha resucitado revestido de gloria; ha mostrado la marca de la pasión y de la muerte a sus discípulos para hacerles comprender que tenía que pasar por la cruz y el dolor. ¿Qué te dice hoy cruz? ¿Te dejas invitar por ella a asumir con generosidad la voluntad de Dios y a dar la vida de cada día buscando el bien de tus hermanos y tu salvación? ¿Vives como una persona nueva transfigurada por la gracia de Dios?

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