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Evangelio del sábado, 2 de marzo de 2019

by santaeulalia

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,13-16

En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Meditación
En las palabras y acciones de Jesús los discípulos encuentran la inspiración para recorrer el camino como ciudadanos del Reino. Hoy se reitera que es necesario acoger el Reino de Dios como un niño.

Detengámonos por un momento para ver algunos momentos de Jesús con los pequeños: con palabras muy duras Jesús habla en contra de aquellos que causan escándalo en los pequeños; llega a identificarse con ellos: «Quien recibe a un niño, a mí me recibe» (Mc 9,37), “Y todo lo que hacéis a uno de estos niños, a mí me lo hacéis” (Mt 25,40). Los pequeños se hacen motivo de gratitud porque acogen la novedad del Reino, al punto que Jesús pide a los discípulos que sean como niños, con disponibilidad para acoger la vida nueva que Él ofrece. Con algo que contradecía las prácticas de los maestros de la época; Jesús acogía a los niños, los curaba, resucitó a la hija de Jairo y al hijo del centurión; les imponía las manos y los ponía al centro de la vida de la comunidad .

Comenta el Papa Francisco que “Demasiado a menudo en los niños recaen los efectos de la vida de un trabajo precario o mal pagado, de horarios insostenibles, de transportes ineficientes… Pero los niños pagan también el precio de uniones inmaduras y de separaciones irresponsables, son las primeras víctimas. Sufren los resultados de la cultura de los derechos subjetivos exasperados, y se convierten después en hijos más precoces. A menudo absorben una violencia que no son capaces de “disponer”, y bajo los ojos de los de los grandes están obligados a acostumbrarse a la degradación.

Son crueles las estadísticas de los niños que sufren diversos tipos de abuso: “casi 85 millones de niños, olvidados por todos: los niños soldado, los menores prostituidos, los niños malnutridos, los niños secuestrados y frecuentemente víctimas del monstruoso comercio de órganos humanos, o también transformados en esclavos, los niños víctimas de la guerra, los niños refugiados, los niños abortados y así sucesivamente…Hoy estamos delante de una manifestación del mal, descarada, agresiva y destructiva. Detrás y dentro de esto está el espíritu del mal que en su orgullo y en su soberbia se siente el señor del mundo y piensa que ha vencido” (Discurso del Papa Francisco en el Encuentro de protección a los menores en la Iglesia).
Sintámonos todos comprometidos en la misión de acoger, amar y cuidar a los “pequeños” en todos los ambientes en donde ellos buscan crecer. Que la familia, la escuela, la Iglesia y la sociedad en general trabajemos por cuidar el tesoro de los pequeños porque “de los que son como ellos es el reino de Dios”.

P. John Jaime Ramírez Feria

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