Home Actualidad Evangelio del martes 4 de agosto de 2018

Evangelio del martes 4 de agosto de 2018

by santaeulalia

Lucas 4,31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»

Jesús le intimó: «¡Cierra la boca y sal!» El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: «¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.» Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús

Meditación
La admiración de la gente por la autoridad con la que Jesús enseña y la curación de un hombre poseído por un demonio impuro marcan la lectura del pasaje del evangelio de hoy.

La gente percibe que qJesús no es un maestro más; su modo de enseñar es diferente porque no está basado en un rígido esquema teórico que separa buenos de malos, justos de pecadores; Jesús habla con autoridad porque su palabra manifiesta la cercanía a Dios y a la vida de las personas. Su enseñanza no es la recitación de normas y leyes, a las que sus oyentes deben adherirse porque así se debe hacer, sus palabras, que son espíritu y vida, penetran el corazón de sus oyentes y suscitan una respuesta personal.

La experiencia del seguimiento cristiano, implica una familiaridad con la Palabra del Maestro que nos conduce a la verdad completa. Cuando un creyente lee la Sagrada Escritura reconoce que no se encuentra con un libro que habla del pasado sino con la palabra viva de Dios que ayuda a clarificar el proyecto de Dios en la vida personal y comunitaria; nos lleva a decir como Pedro: “Señor, ¿a quién vamos a ir? Solo tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios”. La cercanía con la Biblia, permite comprender que «es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón.» (Hebreos 4,12).

El Papa Francisco nos enseña que “para escuchar la Palabra de Dios hay que tener el corazón abierto para recibirla. Dios habla y nosotros lo escuchamos, para después poner en práctica lo que hemos escuchado. Es muy importante escuchar. A veces, quizás, no entendemos del todo porque hay algunas lecturas un poco difíciles. ¡Necesitamos escucharlo! Es, efectivamente, una cuestión de vida, como bien recuerda la certera frase “no solo de pan vive el hombre, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4)… Sabemos que la Palabra del Señor es una ayuda indispensable para no perdernos, como reconoce el salmista que, dirigiéndose al Señor, confiesa: «Lámpara para mis pasos es tu palabra, luz en mi camino» (Sal 119,105). ¿Cómo podríamos enfrentar nuestra peregrinación terrena, con sus fatigas y sus pruebas, sin ser nutridos e iluminados regularmente por la Palabra de Dios?.

Con el poder de la Palabra Jesús concede la libertad al hombre poseído: «¡Cállate y sal de él!» No podemos olvidar que también hoy los cristianos debemos afrontar, con la gracia del Señor, los ataques del demonio. Él no quiere la santidad en los discípulos del Señor, por eso somos tentados, quiere que no demos testimonio y promete falsas libertades; somos testigos de cómo se alzan fuerzas contra la vida, la familia y la dignidad de la persona, también del desprecio de Dios y de las realidades sagradas, nuevas idolatrías se alzan y el deseo profundo de Dios se pretende llenar con realidades que vacían a la persona. La añoranza de lo profundo se ahoga a toda costa. Nos dice el Papa francisco: “La tentación del demonio tiene tres características y nosotros debemos conocerlas para no caer en las trampas. ¿Cómo hace el demonio para alejarnos del camino de Jesús? La tentación comienza levemente, pero crece: siempre crece. Segundo, crece y contagia a otro, se transmite a otro, trata de ser comunitaria. Y, al final, para tranquilizar el alma, se justifica. Crece, contagia y se justifica”.

Entonces, la palabra de Dios que compartimos hoy nos compromete a acoger la enseñanza de Jesús que libera y da la vida; también, nos mueve a hacer cada día el combate para que, con la autoridad de Dios, podamos vivir en la verdadera libertad de los hijos de Dios.

P. John Jaime Ramírez

Entradas Relacionadas